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Ya ni un saludo.
No poder volver a decirte adiós.
Adicción al tiempo vivido,
al pasto de lo pasado
sintiendo el frío ardiente
de su peso sostenido por una espalda
cada año más vieja
cada año sin olvidar
porque aun hoy la herida está fresca
susurrando lágrimas
como polen al ayer.
Y un día lloras y otro yo
y nadie sabe nada el uno del otro
porque hay demasiados meses de por medio
sin un saludo, sin una llamada, sin una palabra
que nos separan como alambre de espino.
Fuimos críos de veintidós años
después de haber comido rosas y pétalos,
versos sin firma por ser típicos de tan felices
pero de devenir amargo
y por nuestra garganta salió Satán
diciendo cosas que nunca debimos desenvainar.
Duele la vida
pero más cuando se atasca en el recuerdo
y relame los errores propios y ajenos.
No poder volver...
No poder volver a decirte adiós.
Hoy es un día para estar triste
porque cada Navidad me recuerda
que conocí tus labios
los cuales
no podré volver a saborear...
triste, triste tristeza
y no me avergüenza estar así hoy
porque es acero de armadura,
diente de dragón
y rabia humana,
un eco hacia ningún lado.
No poder volver a decirte adiós
con el corazón tranquilo
por llevarte dentro.
1 + 1 = frustración.
Ya ni un adiós...
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