RÖCKA

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No he amado como debía:
suspiré por quien luego sería
rasguño hediondo en mi carótida
y malogré musas que podrían haber sido
algo más que un beso profundo
en mitad de una noche cualquiera.

Miré el espejo de la dicotomía
que me configura ser racional,
dos rostros en uno, danza bipolar
y juego binario de géminis.

Dibujo con cuchillas,
escribo a gritos
y me arrepiento entre paréntesis.

una calle enorme
y en medio
un zapato negro de tacón,
conozco a su antigua dueña.

Más carreteras perdidas
para mapas hechos con recortes de diario
y fotos de recuerdos rasgadas hasta ser
algo mejor.

No necesito preguntarme quien soy
porque lo veo en los ojos de los demás
sabiendo que soy la suma de esas múltiples interpretaciones
que llevan mi mismo nombre y mi misma cara,
dentro de diferentes cabezas.


¡Qué barba tan larga! dicen,
y se quedan sólo en eso.
¡Cómo te aburres!
y después encienden la tele;
¡Qué cosas más raras escribes!
y después no suelen decir lo que piensan.

Dame papel y boli
que el manicomio no está hecho para mí;
Dame lienzo y pinturas
y que “1984” sea sólo un gran libro.

Otro día esperando al metro;
Otra noche que creen que trafico con drogas:


“Perdona, ¿no tendrás éxtasis para venderme?”