dimarts, d’agost 08, 2006

CARTA A UN AMIGO MUERTO

_


Hace tanto que hablamos por última vez…

En vez de tierra
cuchillas de afeitar
hacen de manto
para una tumba
que quizás riegue algún día
con una o dos lágrimas.

¿Recuerdas las risas?
Los buenos momentos de antaño
hablando en voz baja
y como banda sonora
millones de carcajadas.

Qué tiempos
aquellos de la facultad de artes
en los que no decíamos nada
y las risas se nos escapaban.

Hace tanto que no hablamos…

La noche me aconseja olvido;
El dolor me ordena malestar.

Hace tanto, tanto…

Mi confianza para con el mañana
no es la misma, ya no…
tiemblo de miedo
porque el tiempo ha rugido
y se ha llevado apresada
una buena relación.

Colmillos.
al final siempre vuelven
a dar dentelladas
a las vidas tranquilas.

Hace tanto tiempo…
Hace tanto tiempo de tu traición bastarda,
que mi espalda se resiente de tus jodidos puñales silenciosos.

Tu recuerdo es como herida abierta
que habla con gotas desesperadas
componiendo sinfonías a la amargura forzosa.

Adiós amigo sin nombre
porque ya no te reconozco.

Es ahora que no quedamos cuando te veo más claramente
y si los demás vieran tu verdadero rostro
también te matarían, dejándote ahí, solo,
en tu trono de vanidad superficial,
hijo de la suerte
no estás preparado para sufrir
y tu verdugo no seré yo,
simplemente te comprendo:
egoísmo con nombre propio.

Nunca me imaginé escribiendo esto…

Lo siento,
pero un amigo no es una marioneta.

Adiós Marçal,
borracho de ego.

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Me encantó esto, a pesar de que no debería.

"Adiós Marçal,
borracho de ego."

Shane ha dit...

hola, bueno..hoy no es un buen dia para mi. Ayer se cumplieron tres años desde q enterre a mi mejor amigo. Y leer esto me hizo llorar como hacia tiempo no hacia.
Lo extraño muchisimo.
Uno no deberia enterrar a sus amigos...

Muy muy hermoso el poema..

Anònim ha dit...

Es un excelente poema. Es muy profundo y la verdad pude al menos intentar sentir el inmenso dolor que debes sufrir por tu gran perdida.

Mi corazón llora, y te quiero decir que tal vez no encuentres las palabras para plasmar el dolor vivo en el pecho, pero que esas que escribisteee, parten el alma.

Dios te bendiga,

Ana